viernes, 29 de junio de 2012

Automatism

He de sepultar de nuevo las voces de las cosas, las voces cuando callas y las voces cuando alientas una sonrisa, a salir vertiginosamente de las comisuras de tu cuerpo. Tu cuerpo es un cliché desesperado por repetirse entre símbolos de lo decadente, como los siniestros pasos de la libertad acechando esas mismas voces. Todo, absolutamente todo busca su lado más amargo y menos sincero, para estallar delicadamente en cada uno de sus tristes poros.
Una noche, un beso de anfetaminas escondido en la lejura de tu mirada y de tus pasos extraños que amenazan con ser sinceros. Una carga de metralla que atravesó mis sentidos y mis sienes, que sangraron lágrimas de pavimento, porque algo hay encerrado en ese lugar delicado llamado corazón, no son palabras rígidas ni son palabras, mentira, es pura pulsión del inconciente escupiendo y tarareando canciones con tufo de olor a risa cortada,a canción rayada de cielo, un solo fluir de miradas una y otra vez estallando, manifestándose en la esencia de las cosas, sin saber que es una historia de amor que se canta a sí misma, una canción que se derrota a sí misma sin mirar atrás, sin saber de dónde viene ni para dónde va, sólo siendo, existiendo y respirándose a sí misma hasta agotarse toda, aunque sabe que se agotaría con la muerte. De eso se trata lo exquisito de un cadáver, que nunca cobre vida, la memoria lanzada a la muerte, viendo la verdad en la mentira y hablando con la menos sincera verdad. Las imágenes son las que se toman la vida, las que se hacen trizas al viento cuando entra moviendo las cortinas en silencio y sólo queremos mirarlas con una bala en la cabeza, porque nadie entiende eso con lo que nos hemos comprometido a convivir y a repetirnos. A veces sólo somos eso, repeticiones una y otra vez de lo que ya hemos sido, de las mismas muertes.
Todas las veces encerramos odio y liberamos risas, nunca al contrario porque la vida nos lo cobraría caro, porque acecha tras un cristal opaco, moviéndose con luces de colores, como cuando se quiere mostrar algo en fragmentos que sólo uno entiende, y el dolor que me castiga porque quisiera escribir el resto de la vida que me queda pero el cuero con el que nací no se corresponde con el espíritu que me tocó, es un cuerpo que no soporta escrituras intensivas ni se exige en momentos ilustrosos, sólo padece, es un tiesto viejo que sólo padece el lento pasar de los días.

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