viernes, 30 de diciembre de 2011

The Coole's swan Rule

Hay un juego de reglas específicas, un juego de reglas que deliberadamente he decidido ignorar. Son reglas que se naturalizan al estar nadando en ellas, cual cisnes en un lago, y se captan en una mirada sardónica y de desconcierto, o en una frase de complicidad y confabulación.
Son las reglas que rigen la naturaleza de todos, o al menos de quienes deliberandamente deciden participar de ellas como su llave que da entrada a todos los misterios.
Probablemente todos tenemos reglas diferentes, al menos un lenguaje con el que cada uno se entiende. Probablemente ya ni siquiera ése conocemos. O tal vez lo que estoy poniendo en palabras es la "condición humana".

sábado, 26 de noviembre de 2011

I still do

Yo ya no queria encontrarme bordeando las mismas historias de nuevo y describiendo las formas de esas letras otra vez. Pero vi de repente una de esas imágenes que lo hacen a uno devolverse unas páginas atrás para corroborar que lo que se leyó sí se leyó adecuadamente. No sé si adecuadamente pero lo que amé es una pequeña cajita de aire, pequeña y de otra época cuando lo que me gustaba respirar no era extraño. Era una peqeña cajita de sensualidad y aire. Todos los días me hinchaba de misteriosos solecitos y coloridas flores; flores que sangraban, que se escapaban de los cuadros y echaban a correr. Eran flores que emanaban desde la quietud de una conciencia tranquila. Eso era, una pequeña cajita de aire que me tomaba el tiempo de vaciar y llenar.
I still do, I still think of my little box, my little music box. My little box of flowers. Full of tears and happiness.
Aun pienso en esa energía cósmica de la que me llenaba, la energía real de los espíritus arcaicos de la naturaleza; de sutiles Ondinas e impetuosas Sílfides, de prodigios inexplicables que me llenaba la pequeña cajita de aire.
I still do, I still remember, pero ahora es un rompecabezas extraño el que estoy armando, tengo piezas de un árbol misterioso y de dos caras, que además de armar debo trepar solo porque sólo yo lo entiendo.
Pero aun existe mi pequeña caja de aire, que es más una caja de Pandora, una vez decidí abrirla y robar sus secretos, ahora su maldición jamás dejará de agobiarme.

martes, 27 de septiembre de 2011

Eterno retorno

-A bit of sorrow, a bit of hurt. Andrés mi corazón no se llena con silencios porque los silencios equivalen a la nada.
-Si no es de silencios no es de nada, porque son tres gotas de azucena las que caen de tus ojos, las que vuelan como a mil. Y es que yo que hago si no hago silencios? Yo sólo sé hacer silencios, silencios de alegría, silencios coloridos de misterio, silencios de ira y satisfacción. Soy todo silencios, no me gusta la bulla, la calle es muy bullosa, mi cabeza es muy bullosa, el estallido de tus azucenas en mis oídos es muy bulloso. Yo soy de silencios, no me gusta la bulla, soy callado incluso para decir.
-Descansa entonces divagando en tu silencio, en las palabras agazapadas detrás de tu lengua que se descosen por estallar en luces de brillo imperecedero, que sólo quieren salir, salir como eso que es bello y se extingue porque nadie lo captura.
Me aburre, el desencanto es insoportable pero imposible de evitar, no hay peor sufrimiento que el desencanto atravesando cada hueso. Se ven morir una y otra vez, muere la tristeza, muere la ingenuidad, muere la inocencia y se marchitan las margaritas que habitan las entrañas. Se ve una y otra vez, se siente una y otra vez.
El decir no debe quedarse tras los dientes, el decir debe dejarse fluir, doler y volar, estrellarse contra las palabras, contra las acacias y los geranios que se marchitan amarillos, se debe incluso dejar filtrar por las paredes de la soledad. Pero no cualquier decir, el decir de las entrañas sí, debes dejar cantar las tripas, decir las palabras que por el encierro y el confín pudrieron el maravilloso jardín de begonias y girasoles que tenías por dentro. Solo di.
-Voy a decir, de acuerdo, dejaré de lado mis silencios y patearé las entrañas contra el pavimento de la angustia, la angustia de saber o de no saber, de morir o no morir, escucha cuidadosamente porque no lo repetiré. (Y justo en ese instante... mutis)

lunes, 1 de agosto de 2011

Hola Ana

Mi esposa triste y drogada me contaba que sinceramente creía en que la vida oscilaba únicamente entre dos actitudes: desencanto y arrepentimiento. Hay algo que no le creo aun, tan sólo pensé que era una motherfucker depresiva.
A ella no le creí, pero sí le creí a Leopardi cuando leí su diálogo de la moda y la muerte. Y eso que a Leopardi lo conocí despues que a mi esposa, pero esencialmente decían lo mismo, del arrepentimiento me dijo mi esposa que no era más que la angustia de desear cambiar el pasado sin poder hacerlo, y del desencanto me dijo muchas cosas y cada vez diferentes pero que tenían alguna cosa en común. Pero la manera en que mejor me lo explicó fue pensando en esa actitud como en la sensación post-sexo con alguien que se desea mucho pero no se quiere. Insoportable, como saber que uno no puede escapar de vivir lo mismo una y otra vez, de vivir lo que ya ha sido vivido por miles. Repulsión, aversión por algo que en principio se creía novedoso y placentero. El eterno retorno, al que se llega muy fácilmente a través del amor.
La cosa es que yo le dije que si no habían más actitudes, la vida se veía reducida a un pesimismo pseudo-melancólico adolescentoide. Y que era reducir el sexo a la sensación fugaz post-sexo que se acaba a los cinco minutos, y además que no se puede vivir lo mismo que alguien ya vivió porque uno no es ese otro.
Pero mierda, la moda es una actitud tan cotidiana y diacrónica a la existencia humana, que me hace pensar seriamente en que nuestro mundo se redefine cada vez que algo nos empieza a parecer aburridor. Vivimos todos los días en un profundo desencanto.
Y la muerte, para el muriente y el doliente, causa el sentimiento de arrepentimiento más absoluto. En mi oficio nunca conocí un muriente que tuviera la sensación de haber vivido una vida plena, o un doliente que no quisiera tener en sus brazos de nuevo a la persona que perdió.
Y me causa mucha desolación el hecho que no pude decírselo a ella, que creía en ella gracias a Leopardi, no pude decirselo antes que se inyectara esa mierda, me produce una angustia insoportable saber que ella que era mi vida, ya no está aquí por algo que pude evitar, habría bastado con solo decirle de nuevo que la amaba, y que sí le creía a ella. Y algo que me lleva a la desesperación es esa perorata nauseabunda de ese psicólogo de mierda que quiere que vaya su grupo de perderores que no saben sobrellevar la muerte de sus familiares. -No eres el único al que le sucede un acontecimiento como ese, hay otras personas que te entienden- decía el imbécil. No entienden ni mierda, ¡no son yo!
Esto me causa una desolación tan insoportable, añorar su cuerpo... No la tocaría jamás para no desencantarme de su aliento. No lo soporto, por eso te escribo esta carta, para que veas que si en algo se equivocó ella es en que lo que vivimos ya haya sido vivido mil veces. O te reto a que vivas tú de nuevo este episodio que vivimos ella y yo.
Pero yo sé que me va a perdonar, porque me ama, y yo también la amo.
P.D.
Perdón por dejar la puerta abierta, y perdón por la molestia.
Un abrazo.

martes, 21 de junio de 2011

Terminus est

Los segundos pasan rápido, el tiempo lame de afán y no deja las cicatrices que solía. El tiempo ahora corre, ya no se desliza lentamente por entre las comisuras de los labios y la saliva. El tiempo ya no se toma su tiempo para construír memorias elaboradas en las mentes, no plasma tatuajes ideológicos en los espíritus y ahora se vende y se compra junto a las ruinas de lo que ahora llaman el entusiasmo.
El tiempo ahora pasa con afán, como queriendo llegar a algún viejo lugar, buscando un lugar conocido, estrellándose con todo a su paso, sin reparar en la naturaleza, pierde su norte porque las cosas ya no envejecen. El tiempo ya no mata, mata la suerte, mata el capital, mata el amor, mata el destino. El último que murió de viejo descansa en paz en su tumba.
El tiempo corre vertiginosamente con más camino hacia atrás que hacia adelante, corriendo apresurado porque corre el riesgo de pasar de moda como una canción vieja, corriendo sin reparar en nada porque ya no vale la pena reparar en nada. Ya el tiempo brilló, ya dolió, se retorció de la deseperación y se regocijó en el encanto de los días felices.
Ya lo único que le falta al tiempo es que se detenga.

lunes, 30 de mayo de 2011

Ethics

Ecos, me hablo a mí mismo y no entiendo lo que me digo. Me conté la historia de cómo llegué hasta aquí y no la entendí. He sabido contar los mejores cuentos y cantar las mejores canciones pero nunca he podido saber qué significan. En alguna ocasión una mujer contó un cuento, y a ella sí le creí, cuando sus labios tocaron mis palabras le creí. Es que divago todos los días entre cosas que desdeño, entonces me acostumbré a desdeñar.
Quién me contará los cuentos que necesito que me cuenten? Es el aliento que sale de un hocico con sarna el que embelesa los oídos de los delicados gatos hogareños. A eso nos estamos reuciendo, a dar lástima aquí y allí. No debería alguien acostumbrarse al cansancio.
Hoy todos somos perros sarnosos, supuramos pus por los oídos, la boca, el ano y los ojos. Hoy hasta las palabras salen untadas de pus...
Tanto hemos visto, tanto hemos sangrado que solo falta que el tiempo deje de correr hacia la nada.
Hoy todos somos perros sarnosos y punto.

jueves, 7 de abril de 2011

Rêve

Y cuando ya se dijo todo sobre el amor, la noche y la soledad, nos queda únicamente delinear con palabras la silueta del silencio incómodo que no pudimos descifrar. Qué más podemos hacer que no sea señalar hacia el vacío?
Hay una línea que perdimos, unas palabras que desaparecieron al salir de la boca y ahora tratamos de inventarlas. Inventar no es suficiente para entender lo que significaban, me tortura un indecible, es como el estremecimiento que impulsa las balas y la cabeza que explota tras ella. Una vez soñé con La Palabra, El Uno, soñé los sueños de Platón atravesando con mis manos el infinito, y atrapé un poco del infinito. Derramé el infinito y me regocijé en su claridad, en su abundancia. Quedé prendado de él. Tú estabas allí, y el otro también, y todos quedamos prendados del infinito.
Al despertar ya no entendía dónde estaba.
Ya no existía el infinito.
No comprendía el infinito.
Tu ya no estabas.
Solo yo quedaba.
Sólo quedaba un denso silencio.
Un vacío en el habla.
Que no restituía el infinito.
Y desde entonces sólo he podido soñar.
Delinear el infinito.
Señalarle, inquirirle, disfrazarle.
Pero el que (NO) esté o (NO) exista, (NO) explica nada.
Sólo lo encuentro en el ensueño.
Al estar medio dormido.
Soñoliento.
Porque huye de la conciencia.
Y únicamente en el ensueño mi deseo encuentra calma.

sábado, 22 de enero de 2011

Soundtrack to war

Just pull the trigger, be the fire, be the bullet, be the shedding blood and the falling body...
If you were, what would you?

sábado, 8 de enero de 2011

Needs

Hoy ya lo hacemos por defecto, porque ya tenemos la cara cuarteada por el viento frío y las manos curtidas de tanto escribir. Nos despertamos dos o tres veces en la noche lenta para decirle dos o tres cosas a la almohada y despues callamos, para no despertar a La ansiedad.
Hoy ya lo hacemos por defecto, porque lo que decimos siempre ya pierde la credibilidad, contamos dos o tres veces la misma historia agraciada y nos diluímos en el sopor de su efecto... y la óptica deja de ser receptiva, por alguna razón todas las historias ya nos parecen viejas.
Hoy ya lo hacemos por defecto, porque dejó de ser una sensación a flor de piel, ya no cuenta nada más que el simulacro que se acomodò en nuestra cabeza.
A veces nos atrapa la tarde viviendo por defecto.