miércoles, 14 de enero de 2009

Esta no es una canción, y él lo sabe

No es una canción sino una voz angustiada que se resbala saliendo de la oscuridad de tu garganta.
No es una mirada certera sino el intento de conservar tus ojos en la mitad del silencio mientras divago en la mentira de tu alegría.
No es un abrazo sino el egoísmo de mi muerte que no me quiere alejar de tu piel.
No es mi sudor en tu pecho, es la soledad que naufraga cada vez que vuelvo a caer en la oscuridad de mi garganta.
Son los humores, la saliva y los nervios. Es desde las tripas, es una manera de despertar todos los días. Es la luna y su manera de mirarnos cuando no queda más que muerte en los silencios.
Es como cuando la soledad nos envenena con felicidad...
Por eso desde este momento me declaro muda totalmente, silenciosa como el tiempo y eterna como el eco de tu voz.
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