domingo, 28 de diciembre de 2008

Yeats

Cansancio.
Ha optado por deshacer lo que quedaba de ánimos en tu espíritu.
Mis ojos, que nunca se habían saciado de los tuyos, ahora estan doblegados ante el dolor pues el amor palidece. Se cierran cansados por el sol, los ojos, y tus ojos.
Y el corazón, que pasa de moda como una vieja canción, se cansa de ver pasar un amor tras otro sin echar raices en ninguno, y entonces pierde el fuego, y se cansa y nunca ama de verdad. Y si ama mucho y muy profundamente? La pasión a veces fatigó nuestros corazones vagabundos.
Y construí con mi vida todo cuanto quisiera construír una persona común, escribí, me casé, fuí leído y elogiado y le dejé al mundo la vida misma encerrada en los ojos mas sensatos que una hija puede tener. Y cuando daba cada paso sentía la voz de ese fantasma en mi cabeza, la voz de Platón taladrando mi armonía: Y ahora qué? Y ahora qué? Gritaba el fantasma de Platón... Ya la vida me cansó con su falta de originalidad.

Y miro a mi alrededor, la Luna, las estrellas, la noche y el fuego, todos bailando en el frío de la noche, todo empieza a tener ese olor que el tiempo sabe dar a las cosas y empieza la piel a cansarse del calor del sol. Finalmente se resume toda la vida en dos simples actitudes: Desencanto y arrepentimiento...

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