Jueves 20 Marzo 2007
Para escribir es necesario rodearse del ambiente que inspira, perderse en esas cosas que hacen pensar en letras. Vaya axioma. Y yo, ¿qué hago? La serpiente y su forma delicada de arrastrarse me recuerdan mucho a mis estados emocionales, que viven bajo el yugo de este desorden mío. ¿Cómo se mueven las serpientes? Se arrastran, ante todo. Luego para poderse impulsar y para ganar mas ímpetu mueven el cuerpo hacia un lado y después hacia el otro. A mayor violencia, mayor ímpetu. Cuando esta a un lado, se esfuerza por llegar al otro y viceversa, entonces ese constante alternancia la lleva a donde quiere, así sea a las fauces de su mangosta.
Últimamente han logrado distraerme de mi paz. Pero cuál paz? me pregunto, esa paz de lo moribundo, de cuando me acuesto a morir y ya. Me sacan de mis lapsus de sueño en el que me resigno. A esa paz me refiero.
Las líneas ya no me buscan, los versos se marchitaron, el sol me encuentra tolerante y las personas me parecen más bellas. Ya no se me inundan de lágrimas los ojos sin tener razón alguna. Ya no pienso en ella (la muerte). ¿Y qué puedo hacer? ¿Rendirme ante la vida? ¿Casarme? ¿Tener una familia? ¿Lograr algo? ¿Tratar de ser feliz? La vida no es feliz, y además así no podría escribir. Lo único que me haría feliz sería escribir, y no lo dejaré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario