Quiero una imagen que me demande palabras y exsude dolor, quiero ver tu imagen estrellada contra el eco de mi voz, persguiéndome en la noche, arrastrándose sigilosa y pretendiendo que no la conozco ni la veo. Agazapada y lista para encontrarse con mis dedos, y luego con el fluir de mis labios.
Ahora quiero otra imagen más, que esté armada de suerte, de delirio y de soledad, que arremeta en el misterio y explote en mi hígado, en mi melancolía. Que lenta y misteriosamente consuma mi armonía, me saque del letargo y me hunda en uno de los más oscuros agujeros de esta vieja tierra.
Pero tambien quiero una imagen de carbón iridiscente, que estalle en mis dientes y en mis manos, que no se deje maniobrar, que no sea maleable, que en venganza por la ausencia, grite en desesperación y que sus gritos perforen el silencio al que estaba acostumbrado, y que sangre y que mi sangre brote cálida y brillante.
Y si no es candela? qué más puede ser el ardor que suscitan sus caderas, su piel blanca y expectante, las mil noches que fueron el debut de sus ojos arcanos?
Quiero una imagen que como la suya, tenga dos mil años de fantasía en sus vértices y la esbeltez de la luz de la luna.
Quiero divagar en esa imagen, ensoparme en esa imagen, embriagarme en esa dulce imagen y morir y renacer en ella.
Quiero de nuevo escribirla a ella.
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