Ecos, me hablo a mí mismo y no entiendo lo que me digo. Me conté la historia de cómo llegué hasta aquí y no la entendí. He sabido contar los mejores cuentos y cantar las mejores canciones pero nunca he podido saber qué significan. En alguna ocasión una mujer contó un cuento, y a ella sí le creí, cuando sus labios tocaron mis palabras le creí. Es que divago todos los días entre cosas que desdeño, entonces me acostumbré a desdeñar.
Quién me contará los cuentos que necesito que me cuenten? Es el aliento que sale de un hocico con sarna el que embelesa los oídos de los delicados gatos hogareños. A eso nos estamos reuciendo, a dar lástima aquí y allí. No debería alguien acostumbrarse al cansancio.
Hoy todos somos perros sarnosos, supuramos pus por los oídos, la boca, el ano y los ojos. Hoy hasta las palabras salen untadas de pus...
Tanto hemos visto, tanto hemos sangrado que solo falta que el tiempo deje de correr hacia la nada.
Hoy todos somos perros sarnosos y punto.
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