Comedia, risa tras risa. Un día me desperté y todo ya estaba vuelto mierda.
Hacia donde miraba sólo quedaba el recuerdo obsoleto de lo que debía ser la existencia de esa abyecta cuidad crecida en el fuego de la miseria.
En qué punto de la historia empezó a morirse? no lo sé, tal vez desde antes de su propia caída o de su propio silencio. Difícil.
El llanto no desespera, ni los gritos, sólo el peso inmenso de la realidad y el instinto.
Estúpida... decisión...
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